Breve resumen de un documento proporcionado por la etóloga académica Amy McLean, profesora de la Universidad de California Davis
INTRODUCCIÓN
El burro, el primer equino domesticado hace más de 5.000 años, debe su domesticación a su carácter dócil, a pesar de su tendencia natural a luchar en lugar de huir, a diferencia de los caballos y otros equinos. Las mulas (macho cruzado con una yegua) y los burdéganos (semental cruzado con una burra) heredan las características de comportamiento de ambas especies. Algunos propietarios prefieren mulas, otros prefieren burdéganos, según el trabajo y el entorno, pero no hay evidencia que demuestre que un híbrido sea mejor para el trabajo que el otro. La importancia histórica de las mulas y los burros plantea interrogantes, especialmente para las mulas: "¿Cómo puede un animal de carga ser tan difícil para tanta gente, siendo al mismo tiempo una parte tan crucial de la sociedad?"
PUNTOS CLAVE
Los burros y las mulas exhiben un comportamiento distinto al de los caballos, lo que requiere más paciencia en su entrenamiento y manejo. Su alta tolerancia al dolor dificulta el diagnóstico de enfermedades según los estándares equinos habituales. Su comportamiento dietético, social y reproductivo es específico. Las mulas pueden exhibir comportamientos únicos, como dificultad para ser atrapadas u oídos sensibles, que a menudo requieren años para superarse o nunca cambiar. Establecer confianza con estos animales puede llevar tiempo. Su comportamiento único genera conciencia sobre la demanda de conocimientos especializados en atención veterinaria. Es fundamental reconocer que los burros y las mulas se comportan de manera diferente a los caballos, evitando así errores de generalización. Trabajar con ellos puede enseñarles a tener paciencia y la importancia de reconocer incluso las más mínimas variaciones de comportamiento como signos de posibles problemas de salud. Los nuevos propietarios y profesionales se benefician al ser conscientes de estas diferencias y aprender a gestionarlas en lugar de luchar contra ellas.
COMPORTAMIENTO NORMAL: BURRO, MULA, BARDOT
Las mulas y los burros son animales de costumbres y reaccionan mal a los cambios en su rutina diaria. Un cambio en el horario de alimentación o la presencia de personal desconocido pueden alterar su comportamiento. Estos animales desarrollan vínculos con sus cuidadores una vez que se establece la confianza. Las golosinas, una voz tranquila y el contacto táctil se pueden utilizar como refuerzo positivo.
En general, es más fácil trabajar con burros que con mulas, incluso si no han sido manipulados desde una edad temprana. Las mujeres y los niños de muchos países en desarrollo suelen trabajar con burros, explotando su naturaleza amable pero a veces comprometiendo su bienestar. Las mulas son generalmente más difíciles de manejar, pero a menudo están sujetas a un trato más duro.
Las interacciones humanas con las mulas varían de muy buenas a muy malas. Quienes entienden el comportamiento de las mulas suelen preferirlas a los caballos. Las mulas que se manejan correctamente desde una edad temprana son más tolerantes con el personal desconocido. Las preferencias de los propietarios por mulas y burros varían según su uso, creencias y experiencias. Diferenciar el comportamiento normal del anormal es esencial para brindar atención profesional a estos animales, ya que su naturaleza estoica puede enmascarar el dolor. Las mulas y los burros pueden sufrir cólicos y cojeras, aunque a veces esto se malinterpreta. Rodar es un comportamiento normal para ellos, pero su frecuencia y duración pueden indicar problemas de conducta o de salud.
CÓMO ACERCARSE A MULAS Y BURROS
Las evaluaciones de comportamiento revelan que las mulas, en particular, confían más en una persona conocida que en una desconocida. Para acercarse con éxito a una mula por primera vez, se recomienda acercarse de frente hacia su frente en lugar de hacerlo de lado. Los burros son generalmente más tolerantes con los extraños y más fáciles de abordar que las mulas o los caballos. Acercarse al burro primero por delante y luego por un lado una vez que ha aceptado a la persona parece ser una estrategia eficaz.
Un burro o una mula sanos pasarán la mayor parte de su tiempo pastando, acicalándose y posiblemente bañándose en el polvo. Se controlará de cerca cualquier cambio en estos comportamientos habituales, como permanecer en la cama más tiempo de lo habitual, dejar de comer o aislarse de los demás.
- Es fundamental interpretar el lenguaje corporal, es decir, la presentación de la cabeza, los ojos, las fosas nasales, el cuello y el cuerpo, así como observar la cola y el desplazamiento del peso sobre las extremidades traseras.
- Las mulas tienen mayor capacidad de razonamiento que los caballos.
- Prefieren espacios abiertos a espacios reducidos.
- Los propietarios han observado que sus mulas tienen diferentes aceptaciones en cuanto al tamaño de su puesto, a diferencia de los caballos que toleran volúmenes pequeños.
- Ciertos comportamientos de las mulas, como esquivar las orejas o negarse a ser atrapadas, pueden requerir negociación en lugar de corrección.
COMPORTAMIENTO SOCIAL
Los burros y las mulas son animales sociales que disfrutan de la compañía de los demás. Desarrollan fuertes vínculos de apego. Algunas mulas pueden incluso llegar a apegarse excesivamente a su compañero, haciendo inmanejable su separación.
Las mulas suelen agruparse en una manada homogénea, pero si es necesario también pueden formar una con los caballos. En California se observan algunas mulas salvajes, un fenómeno interesante porque son raras, los burros y los caballos generalmente ocupan áreas separadas.
El juego y la socialización son importantes para los burros y mulas domésticos porque establecen una jerarquía social mediante el desarrollo de estrategias de dominación, como aprender a pelear mordiendo áreas clave como la garganta y las rodillas. En las mulas, no es raro que el juego exceda sus límites y lleve a comportamientos de pelea; En ocasiones, algunas razas pueden volverse demasiado agresivas con otros animales y entonces es necesario castrarlas.
Es comúnmente aceptado que las mulas necesitan ser manipuladas desde pequeñas para facilitar su adiestramiento. Los burros se sienten naturalmente más atraídos por las burras que por las yeguas, pero la receptividad de estas últimas al calor aumenta con la duración y regularidad de la exposición a los burros. Algunas yeguas pueden negarse a aparearse y requerir sedación y sujeción física.
Las mulas en celo pueden comportarse como sus homólogas yeguas y algunos propietarios optan por ovariectomizarlas para evitarlo, especialmente en las utilizadas en competición. Las mulas suelen estar castradas para reducir su comportamiento agresivo.
Source :
McLean, A. K., Navas González, F. J., & Canisso, I. F. (2019). Donkey and Mule Behavior. Veterinary Clinics of North America - Equine Practice, 35(3), 575-588. https://doi.org/10.1016/j.cveq.2019.08.010
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