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Maeva y su bardotte

  • Foto del escritor: Mules Qui peut
    Mules Qui peut
  • hace 12 horas
  • 2 Min. de lectura

Maeva De Hemricourt: un viaje en mochila para alcanzar tus sueños, ¡eso no es común!




A sus 19 años, Maeva De Hemricourt decidió dedicar su año sabático a una aventura inusual: un viaje de dos meses en solitario con su gallo Nuckie. Estudiante de osteopatía animal, Maeva se dio los medios para vivir esta experiencia única, trabajando de septiembre a abril para ahorrar dinero, perfeccionar su equipo y preparar su montura.



Una pasión para toda la vida


Maeva monta a caballo desde los 4 años, y tuvo su primer caballo a los 10. Con el paso de los años, se cruzó con Muriel Herion, también conocida como "Mumu", y Nuckie, un toro castaño de 13 años. Este encuentro marcó un punto de inflexión: Maeva se dedicó a reconstruir la confianza del animal, después de haber sufrido una doma precoz y un jinete inadecuado.


Noucky: Una mula resiliente


Nucky mide aproximadamente 1,40 m de altura y pesa 450 kg. Fue maltratada en su juventud: una mordida severa le hirió la boca, un jinete que era demasiado pesado y cayó de rodillas, y una vida diaria confinada entre un box y el picadero. Acogida por Muriel, pasó tres años en el campo, lejos de cualquier exigencia, antes de que Maeva comenzara el trabajo gentil y paciente para reconstruir la relación.


El comienzo de un viaje, día a día


Después de dos o tres años juntos, llegó el momento de la gran partida. Sin un itinerario definido, del “Punto A al Punto B”, Maeva emprendió con Nuckie un viaje al ritmo del trineo, improvisando cada día. El comienzo del viaje fue sorprendente: Nuckie demostró una gran resistencia, habiendo recorrido 28 km en los primeros días, pies fuertes y una fuerte independencia.

El itinerario



Equipado con una antigua silla de montar de la gendarmería belga, El gallo parece estar tranquilo. Tiene pocos miedos, se ha endurecido con el entrenamiento y no presenta lesiones. Es una amiga íntima de su humano y sigue estando cerca de él, a pesar de que otra yegua compartió el comienzo del viaje. La separación no pareció molestarla, salvo por algunos gritos: Nuckie está sobre todo apegado a Maeva.

Nuckie y yo nos acostumbramos a viajar; se convirtió en nuestra forma de vida: recorrer las carreteras durante el día, llegar a un lugar nuevo por la noche, hacerlo nuestro, instalarnos y partir al día siguiente.




 
 
 

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