Bienvenido al fascinante mundo de Mulardie, donde tradición e innovación se encuentran para crear una experiencia única. De generación en generación, el acercamiento a las mulas ha ido evolucionando, pasando de los métodos tradicionales de antaño a prácticas innovadoras adaptadas a nuestros tiempos modernos.
Ya en el siglo XIX las mulas estaban presentes en nuestro campo. La cuidadosa selección de los padres fue un paso crucial en la cría de mulas. Criadores concienzudos y sabios trabajaron duro para elegir a los mejores representantes, teniendo en cuenta no sólo sus características físicas, sino también sus cualidades de comportamiento y su aptitud para el trabajo. Esta cuidadosa selección garantizó el nacimiento de mulas robustas, inteligentes y eficientes.
En esta época en la que las mulas eran consideradas principalmente como herramientas en el mundo agrícola, esta relación entre la madre y su mula era fundamental para asegurar la transmisión de conocimientos y habilidades necesarias para la vida y el trabajo en el campo, desde los primeros tiempos de su Desde su nacimiento siguió a su madre en su trabajo diario.
En el ejército, el trato con las mulas era notablemente diferente. En lugar de criar mulas desde una edad temprana, a menudo se recolectaban mulas que ya eran adultas. Los métodos utilizados eran más musculosos, a menudo imbuidos de cierta dureza. Técnicas como el uso de la pértiga, todavía practicada en América del Sur, eran comunes, al igual que el uso de trabas para controlar los movimientos de las mulas. Cuando se trataba de montar a caballo, trabajar con mulas a menudo era similar a trabajar con un caballo, requiriendo el mismo tipo de entrenamiento y entrenamiento.
Durante este período, ningún método, salvo algunos “trucos y consejos” que compartimos, fue casualidad, intuición, reflexión, experiencia, el ser humano se adaptó o no al animal y el animal al humano.
En el siglo XX, la evolución del uso de las mulas marcó un importante punto de inflexión, especialmente en los años 70 y 80. Aunque algunas de ellas todavía se utilizan para carga y tracción animal, está surgiendo una nueva tendencia: las mulas de silla. Durante este periodo, figuras como "Diego Mulot" (Corinne Kabsch) jugaron un papel pionero en la introducción de las mulas en el mundo de la equitación occidental. Corinne Kabsch hizo historia en la carrera de mulas al ser la primera en presentar una mula durante una competición de trail amateur de élite de la Federación Ecuestre Francesa (FFE). Esta transición a la equitación deportiva y de ocio ha abierto nuevas perspectivas para las mulas, transformándolas de simples animales de trabajo en compañeros versátiles y valiosos en diversas disciplinas ecuestres. Así, estos años fueron testigos de un cambio importante en la percepción y el uso de las mulas, impulsándolas a la vanguardia de la escena ecuestre y contribuyendo a su reconocimiento como compañeras competentes y confiables.
Al mismo tiempo, el mundo de los grandes viajeros siguió utilizando y todavía utiliza mulas, tanto como animales de carga como de montura. Los jinetes de la CALC (Long Course Riders), bajo la égida de Émile Brager, estuvieron entre los que perpetuaron esta tradición de utilizar mulas para las expediciones y los viajes por terrenos difíciles.
En pleno siglo XXI, la mula hace su notable entrada en el mundo de las mascotas. Aunque sigue estando muy presente en funciones tradicionales como el transporte y la tracción animal, se encuentra cada vez con más frecuencia en el ámbito de la equitación de ocio. Su notable versatilidad le permite adaptarse a todas las disciplinas ecuestres, así como a diversos métodos de apoyo y desarrollo personal.
Sin embargo, la mula no se limita a estas actividades. También se encuentra en las praderas sin hacer nada, desempeñando el papel de compañero de otros animales, o de los humanos.
La educación de las mulas es un tema que suscita gran interés y mucho debate. Su complejidad e individualidad requieren enfoques específicos y respetuosos. Han surgido muchos métodos, cada uno de ellos destinado a establecer una relación de confianza y respeto mutuo entre el hombre y el animal.
Independientemente del enfoque o técnica utilizada, una mula siempre será una mula. Dotada de notable inteligencia y de inquebrantable obstinación, sabrá siempre preservar su integridad y buscar su mejor interés en cada tarea que se le proponga. Consciente de su fuerza, no dudará en utilizarla contra cualquiera que intente imponerle una tarea que ella no ha elegido. Hay que saber negociar.
En esta relación única entre hombre y mula, la autenticidad sigue siendo clave. El respeto mutuo, el afecto y un puño de hierro escondido bajo un guante de terciopelo son esenciales para establecer una conexión verdadera y armoniosa. Esta expresión adquiere todo su significado en estos fantásticos animales, que requieren un trato firme y afectuoso.
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